sábado, 20 de agosto de 2011


Algún día te darás cuenta del daño que me haces y de las cosas que hice por ti. Y ese mismo día sabrás perfectamente hasta que punto llegaría a darlo todo por verte reír. A veces lo das todo sin esperar nada a cambio, has ta que un día necesitas algo, un abrazo, un consuelo, un amigo... Y ahí es cuando te das cuenta de que no lo tienes o que si lo tenías ya no está, ese alguien por el que arriesgaste mucho, se ha ido, ya no lo tienes. Y sabes que ya no volverá o que si vuelve no será como antes. Por que por mucho que cueste aceptarlo es la realidad y con la realidad solo tienes dos opciones, o la aceptas o te escondes de ella detrás de las lágrimas. Creemos que los sueños siempre se cumplen, no lo niego, soñar es gratis y te ayuda a superar momentos de bajón, pero algún día tenemos que dejar los sueños apartados y vivir nuestra propia realidad. Lo real es aquello que puedes oír, ver y tocar, lo que está a tu alrededor y lo que conforma tu vida en el día a día, eso es la realidad. Alguna vez nos ha tocado dejar un sueño de lado solo por no hacernos falsas esperanzas, por que por mucho que creas que todo va a ser genial y que vas a pasar junto a él toda tu vida, es probable que sea mentira o simplemente una broma del destino. El sueño que llevas persiguiendo siempre, desde el momento en que le viste sonreír, y que éste se desvanezca cuando le ves a él sentado en el banco de siempre, mirando hacia el suelo, pensando en sus cosas, vete tu a saber que se le pasa por la cabeza, con su cigarrillo en la mano y sus pintas de macarra, y miras un poco más a la izquierda y la ves a ella, con su pelo largo y sus ojos concentrados en él, mirándole como yo solía hacerlo. Ahora ella es de él. Lo malo es que pasa el tiempo y yo sigo atascada en el mismo escalón que hace siete meses aproximadamente.

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